Friday, February 10, 2006

La Desaparición de los Dinosaurios


Por Mauricio Ottiniano

Recientes investigaciones científicas acerca de la desaparición de los dinosaurios sobre la faz de la tierra, han llegado a conclusiones poco menos que increíbles. Dichas investigaciones afirman que los dinosaurios no desaparecieron debido a la colisión de un asteroide contra la superficie terrestre, como siempre se pensó, sino que su extinción se debió a que cagaban mucho.

No, no es broma, los dinosaurios se cagaron solitos (literalmente hablando). Al parecer estos gigantescos animales, tenían una dieta tan generosa, magnifica y espléndida que por ende sus defecaciones eran igualmente generosas, magnificas y espléndidas.

Esto produjo que el medio ambiente donde se desarrollaban se convierta en una completa y cabal cagada. No sólo porque la caca se respiraba en el ambiente cual si fuesen pedos, sino también porque, por ejemplo, la caca del Tyranosaurio Rex era capaz de matar en el acto a dinosaurios de menor tamaño si es que esta les caía encima. Así pues el Rex, no sólo era temido por ser un carnívoro compulsivo, sino también por ser un cagón de campeonato.

Se dice que cuando este gigantesco animal (medida alrededor de 5 metros de altura) caminaba por los parques jurásicos, los dinosaurios de menor tamaño corrían a refugiarse trepando en los árboles. Recién cuando el buen Rex se iba, los trepadores saltaban gritando jerónimoooo, y extendiendo sus extremidades superiores como si fuesen paracaídas. Claro, igual se sacaban la mierda. Sin embargo, así se produjo en ellos un transito entre la fase Reptiliana Terrestre a la Trepadora Arboreal, que culmino en la fase Avícola Voladora. Es decir los dinosaurios pequeños se cagaban de miedo cuando veían a prospectos de comensal, trepaban a los árboles, y, al tirarse, se recontrasueleaban tanto, que terminaron por aprender a volar.

Uno de estos reptiles voladores fue el Terodáctilo, tan temido como el Tyranosaurio Rex. ¿Por qué temido?. Imaginen el vuelo distendido y presuroso de una paloma evacuando. Su legado puede caer en los tejados o en los vidrios de los autos, sin más perjuicio que el ensuciarlos. Imaginen ahora a un Terodáctilo. ¡A cubrirse!. Que bombardero ni huevada y media. Donde te pesca te caga. Se especula que luego de la merienda de una de estas avecillas, todo ser viviente sobre la tierra se hacía humo como putas en batida.

Los dinosaurios podían distinguirse en carnívoros y herbívoros. Los primeros eran los de mayor tamaño, mayor fuerza y muy mal carácter, mientras que los segundos eran el segundo de los primeros. Es decir, los herbívoros eran los más pequeños y se alimentaban de hierbas, raíces y plantas en general. Los carnívoros en cambio, se alimentaban de los herbívoros cojudos que se les cruzaban justo a la hora del almuerzo. Por otro lado, los grandotes tenían la muy mala costumbre de cagar por doquier, incluyendo a los herbívoros y su comida.

He aquí el problema. Imaginen la caca de un Brontosaurio (que sería más o menos del tamaño de una huaca). Esta caca de culto caía sobre los campos y pastizales que serían alimento de los herbívoros, quienes a pesar del ligero amargor en sus comidas, siguieron con el mismo régimen alimenticio. Poco a poco fueron muriendo. Se intoxicaron con una sustancia llamada Echere-chacoli, la cual estaba propagada por toda la tierra. Otros murieron de inanición, pues prefirieron cagarse de hambre antes que comer cagadas.

Así pues, los carnívoros cagaron (en el sentido lato de la palabra) a los herbívoros, y de paso se cagaron así mismos. Y es que con la desaparición de los herbívoros, desaparecía también la comida de los carnívoros. Ante tal situación, muchos de los carnívoros terminaron por volverse herbívoros, comiendo también cagadas, e intoxicándose mortalmente. Otros como el Diplodocus (8 m. de altura y una longitud de hasta 40 m.), se negaron dignamente a volverse herbívoros.

Esta actitud es entendible. Es como si a aquel hombre chelero, futbolero y mujeriego, que se alimenta de pollo frito, pizzas, hamburguesas y grasas en general (osea un grasívoro) lo quieran convertir de buenas a primeras en vegetariano, es decir lo hagan comer pan integral, yogurt, leche y verduras. ¡Ni cagando!. Aquel hombre se sentiría menospreciado en su condición de macho, sentiría defraudar a sus antepasados cazadores de mamut. Y es que sólo las mujeres y los gays comen ese tipo de cojudeces.

Los carnívoros pensaban igual, e igualmente se cagaron, desapareciendo de la faz de la tierra.

Al extinguirse los dinosaurios, todo quedó convertido en una real cagada. Con el paso del tiempo esa cagada se convirtió en un excelente y poderosísimo abono, convirtiendo la tierra en fértil y productiva. Así fue como el hombre descubrió la agricultura, empezando de esta manera su dominio sobre el planeta. Sin embargo, no viviría tranquilo por varios miles de años, preocupándose en el invento que terminaría por salvarle la vida: El Water.

Seguramente aquel filósofo italiano que dijo: “El que come forte y caga forte no le teme a la morte” debió haber muerto de inanición o de oclusión intestinal.

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